POR DWAYNE MCCRARY
La oración. La mayoría de nosotros concuerda en que la oración es una actividad muy importante dentro de un grupo de estudio bíblico. Comenzamos y terminamos nuestros encuentros orando. Tenemos una cadena de oración continua o una lista de motivos de oración semanales y la distribuimos a nuestros miembros. Llamamos por teléfono, enviamos correos electrónicos o mensajes de texto a los miembros del grupo para hacerles saber que oramos por ellos el día de su operación, de esa entrevista de trabajo tan importante o de alguna otra situación estresante. Claro que sí, la oración es muy importante en nuestro grupo.
Todas esas cosas están muy bien, pero la oración debe ser mucho más que eso. ¿Y si nuestro grupo comenzara a orar por los perdidos y nos alentáramos mutuamente a orar cada día por una lista de personas, cada una, por nombre? Quizá no vemos a más personas recibir a Cristo porque no se lo estamos pidiendo a Dios. O quizá estamos orando por nuestros familiares y amigos perdidos, pero nos limitamos a pedirle a Dios que envíe a alguien a hablarles, y nunca pensamos que nosotros podemos ser esa persona. ¿Qué impacto tendría el hecho de orar deliberadamente por los perdidos en nuestro grupo, y para el reino?
¿Y si le diéramos prioridad a la oración en nuestras relaciones? Nada consolida tanto un vínculo como la oración. Decimos que tenemos comunión en nuestro grupo, pero en la mayoría de los casos deberíamos admitir que lo que realmente tenemos son algunas experiencias en común. Las relaciones construidas sobre una base de oración, fomentan la verdadera comunión. Piensa cómo podríamos fortalecer las relaciones si nos presentáramos unos a otros delante del trono de Dios. ¿Qué tipo de comunión podríamos tener entonces?
¿Y si consideráramos nuestro círculo de oración como un medio para servir a los demás? Muchas veces, consideramos que los grupos son una forma de asegurarnos de que nadie quede sin que se le preste atención. ¿Y si consideráramos estos grupos desde el punto de vista del servicio? Crecemos en la fe por medio del servicio, y orar por otros puede ser un acto de servicio. ¿Y si organizáramos nuestro grupo con la idea de darles a la mayor cantidad posible de personas la oportunidad de servir a los demás orando por ellos?
Lo maravilloso de orar es que cualquiera puede hacerlo. No se necesita ninguna capacidad especial. Como líderes de grupos de estudio bíblico, podemos ayudar a los miembros de nuestro grupo a convertirse en firmes guerreros de oración. Debemos planear y actuar con decisión para alentar a nuestro grupo a orar. Muchas iglesias tienen una estructura determinada para el ministerio de oración. Estas estructuras, en general, son independientes del ministerio de estudio bíblico continuado. Deberíamos preguntarnos si estas estructuras no serán una forma de mostrar la falta de oración que se supone que hay en nuestros grupos. Estos grupos, de por sí, constituyen una estructura ideal para la oración, y deberíamos ser la columna vertebral del ministerio de oración en nuestra iglesia. Podemos ejercer una influencia en las vidas de muchas personas, en las relaciones dentro de nuestra iglesia, en la ayuda a otros por medio del servicio, si estamos dispuestos a ver a la oración como el vehículo para concretar estas acciones estratégicas.
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G. Dwayne McCrary lidera equipos que crean materiales de estudio bíblico continuo y es autor del libro It Begins With Prayer.
Este artículo fue tomado de Estudios Bíblicos para la Vida | Verano 2021
