POR JEFF IORG
Los cristianos sombras son aquellos que trabajan en los márgenes, apenas iluminados, como sombras creadas por los reflectores que destacan a otros. Son creyentes que sirven en silencio, generalmente de forma anónima, haciendo el trabajo que permite que las iglesias, las familias y las comunidades funcionen. Los cristianos sombras tienen una gran influencia, aunque nadie conozca sus nombres. Cuidan niños, llevan a un amigo al médico, preparan comidas para que disfruten otros, dan dinero para sostener ministerios y se quedan a limpiar después de las reuniones. Los cristianos sombras son un ejército invisible de millones de personas que toman su fe muy en serio, se consideran partes activas del gran plan de Dios y no piensan en recibir reconocimiento alguno por su servicio.
Probablemente tú seas un cristiano sombra.
No tienes decenas de miles de seguidores en los medios sociales ni influyes desde un blog. En una sociedad orientada hacia las celebridades, donde las personas generalmente se hacen famosas por ser famosas, quizá te preguntes si tu servicio le importa a alguien; a otra persona, o aun, a Dios. La respuesta categórica de la Biblia es que sí.
LOS ANÓNIMOS INSPIRAN
Hace unos años, me llamó la atención la mención de unos predicadores anónimos en la Biblia. Su emocionante historia, tiempo después, me motivó a convertirme en un plantador de iglesias. La Biblia dice que «unos varones de Chipre y de Cirene» (Hechos 11:20) llegaron a Antioquía y comenzaron a predicar el evangelio. El resultado fue la fundación de la iglesia de Antioquía, que algunos consideran que fue la iglesia más relevante del Nuevo Testamento. Esa iglesia fue muy importante porque fue allí donde el evangelio fue ampliamente predicado entre los gentiles. Esto constituyó un avance muy importante y fijó un precedente para la expansión mundial del evangelio que llega hasta nuestra generación. A pesar de la importancia de su obra, los nombres de los fundadores de Antioquía no fueron registrados. Esto me plantea una serie de preguntas.
¿Por qué se mencionan por nombre a algunas personas en la Biblia, y a otras no? ¿Por qué Jesús llamó a algunos por su nombre y dejó a otros en el anonimato? ¿Por qué algunos son destacados, por nombre, por contribuciones relativamente poco significativas, mientras otros, que no son nombrados, hicieron cosas que cambiaron el mundo?
El deseo de responder estas preguntas me llevó a descubrir la importancia de los cristianos sombras, que son creyentes que ejercen una influencia y cambian situaciones, aunque nadie conozca sus nombres. Estudiar a los «anónimos» de la Biblia me reveló dos verdades: Dios elige y usa a los cristianos sombras. Más personalmente, esto significa que tu servicio, tras las bambalinas, es importante para Dios.
UNA ANFITRIONA SIN NOMBRE
Una mujer de edad media, de quien no conocemos el nombre, que aparece en la Biblia, ilustra cabalmente este concepto. La encontramos enferma, en cama, con fiebre alta, muy débil para saludar a Jesús cuando Él llegó a su pueblo. Su yerno, Pedro, era uno de los seguidores de Jesús, un líder en crecimiento dentro del movimiento de Su reino, por lo cual Jesús se hospedó en la casa de Pedro. Cuando Jesús llegó y encontró a la suegra de Pedro enferma, en cama, «tocó su mano, y la fiebre la dejó» (Mateo 8:15a). ¡Qué hermoso momento debe de haber sido! Merecía una gran celebración, una conmemoración; pero no fue eso lo que sucedió.
La suegra de Pedro, conocida en la historia solo por su lugar en la familia, no por su nombre, «se levantó, y les servía» (Mateo 8:15b). No se explica en qué consistió su servicio, pero una frase de la historia nos da una idea de lo que podría ser. Después de quedarse en la casa de Pedro todo el día, «cuando llegó la noche» (Mateo 8:16), Jesús continuó Su ministerio realizando exorcismos y sanidades. Las demandas de Su ministerio esa noche sugieren que la suegra de Pedro sirvió a Jesús proveyendo comidas y un lugar para descansar durante el día. La hospitalidad de ella ayudó a preparar a Jesús para una larga noche de intensa ministración. Esta mujer anónima se levantó de su lecho de enferma para servir a Jesús. Se aseguró de que tuviera comida, bebida y un lugar cómodo para descansar. Después de ser sanada, no salió a contarles a todos su milagrosa recuperación; ella se dirigió a la cocina.
UNA SIERVA SILENCIOSA
Inés tenía más de 70 años cuando, con su esposo Glenn, se enteró de que estaban plantando una iglesia en su área. Ambos eran bautistas de la vieja escuela, acostumbrados a los himnos y a la versión King James de la Biblia. Pero también tenían el sentir bautista de llevar el evangelio a las personas. Inés me dijo: «Queremos ayudar a formar una iglesia que llegue a las familias jóvenes». Y se sumaron a nuestra iglesia contemporánea para servir, no para ser servidos. Durante los servicios de adoración, permanecían en silencio mientras todos cantaban las canciones de alabanza. No es que estuvieran protestando; simplemente, no conocían las nuevas canciones.
Pero Inés tenía una pasión y una habilidad que todas las generaciones pueden apreciar. Sabía cocinar, organizar eventos, crear un ambiente cálido para recibir a las personas y asegurarse de que todos pasaran un buen rato. Durante varios años (hasta que ya no pudo hacerlo más por razones de salud), ella coordinó el ministerio de hospitalidad de nuestra creciente iglesia. Su rol fue ocupado un tiempo después por otras mujeres más jóvenes, pero solo después de aprender del ejemplo de Inés sobre la importancia de la hospitalidad.
Los cristianos sombras ponen la mesa, instalan los adornos, preparan la comida, la sirven, lavan los platos, limpian el piso y sacan la basura. Los demás disfrutamos de los beneficios del arduo trabajo de estas personas que se dedican a servir; como la suegra de Pedro y una cristiana sombra llamada Inés.
SEAS QUIEN SEAS
Estos son solo algunos ejemplos; quizá tú estés sirviendo tras las bambalinas de muchas otras formas. Quizá ayudas a preparar a los candidatos para el bautismo, o preparas arreglos florales para el santuario de la iglesia, o cuidas a los niños durante el servicio, o conduces el minibús de la iglesia para ir a buscar a tus amigos. Si los años han reducido tu movilidad, aún puedes ayudar escribiendo notas a personas que sufren o llamando por teléfono a los que no pueden salir de su casa. Aunque nadie note tu servicio, Dios sí lo ve. Él valora a quienes sirven desde las sombras, ejerciendo una influencia en las vidas de otros.
Los cristianos sombras son el ejército invisible que trabaja tras bambalinas para ayudar a que cada organización, cada ministerio y cada iglesia logren su objetivo. Si tú eres uno de ellos (y aunque nadie parezca notarlo), continúa sirviendo con la seguridad de que tu aporte es muy importante, y Dios lo tiene en gran estima.
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El Dr. Jeff Iorg es el presidente del Gateway Seminary. Él enseña liderazgo, predicación y ministerio eclesiástico, y con frecuencia, hace disertaciones sobre esos temas en conferencias y otras reuniones. Su blog y podcast sobre liderazgo se encuentran en JeffIorg.com.
Este artículo fue tomado de Estudios Bíblicos Para La Vida | Primavera | 2022