POR TONY EVANS
Hace varios años mis hijos me regalaron un iPad en Navidad. Yo había recibido un regalo lleno de poder que literalmente estaba en mis manos. Si necesitaba una cámara de fotografías, una linterna, un calendario, instrucciones para llegar a algún sitio o un recordatorio de actividades, los tenía todos en este solo aparato. Aquello era bueno para todo.
Sin embargo, he de ser sincero, debo reconocer que no lo entendía muy bien. No estaba habituado a utilizar un iPad. Así que estaba perdiendo el experimentar lo que me habían regalado, en lugar de utilizar al máximo su potencial. Muchos de nosotros hacemos eso mismo con el regalo totalmente suficiente de la gracia de Dios. Lo que hemos recibido en Jesús trae el indescriptible poder de Dios de los ámbitos celestiales y pone en nuestras manos la reserva inagotable de la bondad divina.
El poder vertical del regalo de Dios
Para poder aprovechar esta reserva inagotable de la gracia divina, debemos tener acceso a esta verticalmente, por medio de nuestro Padre celestial.
Ahora bien, no me malentienda. ¿Es incondicional el amor de Dios? Sí. ¿Es gratuita Su gracia? Sí. ¿Tenemos algo más que hacer para nuestra salvación, además de creer solo en Cristo, solamente por medio de la fe? No. Pero, ¿influyen nuestras interacciones de unos con otros en nuestra experiencia del poder y la bendición de Dios para nosotros? Sí, algunas veces. Por ejemplo: La compañía de electricidad le da a usted toda la energía necesaria para utilizar en su hogar. Pero no van a venir a mover el interruptor de la luz u operar los electrodomésticos. La compañía le provee la energía, pero usted tiene que acceder a ella.
Lo mismo sucede con la ilimitada gracia que Dios nos ha provisto. Pero a diferencia del suministro de la electricidad, el precio de acceso a la gracia ya se pagó por completo. Jesucristo tomó su deuda y la clavó en la cruz (vea Colosenses 2:14). A cambio, la Palabra de Dios revela que debemos andar “en luz, como él está en luz” (1 Juan 1:7). También dice que nos engañamos si pensamos que la forma en que tratamos a los demás no influye en la postura de Dios hacia nosotros.
¿No desea usted tener la oportunidad de disfrutar más de Dios? Yo quiero hasta lo último que Dios esté dispuesto a darme durante esta vida. Si la forma en que trato a los demás puede afectar lo que experimento de Él, entonces haré todo lo posible para aprovechar al máximo esa experiencia.
Dios nos ha diseñado para conectarnos. El Nuevo Testamento presenta la mejor ilustración de por qué es tan importante la conexión vertical y horizontal: “Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular” (1 Corintios 12:27).
Cuando Dios quiso trazar una clara imagen mental de la conectividad, utilizó algo con lo que todos podemos identificarnos: un cuerpo. Cada uno de nosotros sabe que el cuerpo hace lo que la mente le indica. Si se comportara de otra manera, sería enfermizo y problemático. La Biblia dice que Cristo es la Cabeza de la iglesia, que es Su cuerpo (vea Colosenses 1:18). Por lo tanto, nuestra tarea como cuerpo de Jesús es reflejar Su carácter y obedecer Sus mandamientos. Solo cuando estamos adecuadamente alineados y haciendo la voluntad de nuestro Señor, funcionamos correctamente y experimentamos la plenitud de la vida.
La Biblia explica cómo estamos conectados: “Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho” (1 Corintios 12:7). El Espíritu Santo es la sangre que nos da vida mientras el poder de Dios fluye a las distintas partes del cuerpo. Pero si mi mano (o la mano de usted) está desencajada, no recibe esa vida que fluye. Tampoco recibimos la manifestación plena del Espíritu en nuestra vida si estamos desconectados unos de otros. El poder de Dios fluye a través de la conectividad. No podemos simplemente experimentar la vida por estar cerca los unos a los otros. Debemos estar conectados unos con otros. “Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso. Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? Pero ahora son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo” (1 Corintios 12:18-20).
Amigo, usted es una parte vital del cuerpo de Cristo. Usted es una pieza muy importante del plan general de Dios. El cuerpo de Cristo necesita todas sus partes, y esas partes deben trabajar unidas.
“Usted es bendecido para servir de bendición. También puede ser bendecido porque sirve de bendición”.
Viva como el Jesús horizontal
Usted fue creado a la imagen de Dios, y Él desea que usted revele Su bondad a medida que Él lo conforma a la semejanza de Su Hijo. “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mateo 5:16). La forma en que usted trata a los demás siempre debe hacer que ellos vuelvan su mirada hacia el Padre celestial. A los demás les beneficiará que usted refleje la imagen de Cristo ante ellos y usted se beneficiará al experimentar más plenamente a Dios. Cuando usted ama, perdona, sirve, alienta, amonesta y consuela a otros, también beneficia su relación vertical con Dios. Todos ganan.
Cuando Dios sabe que puede fluir por medio de usted horizontalmente, fluye todavía más en usted en sentido vertical. Pero cuando el Padre celestial ve que Sus bendiciones se detienen en usted, en lugar de compartirse con otros, no tiene sentido que siga derramando bendiciones en su vida. No es sano ni útil. Quizá hasta pueda llegar a ser perjudicial. Usted es bendecido para servir de bendición. También puede ser bendecido porque sirve de bendición.
Jesús dijo que vino a darnos vida abundante (vea Juan 10:10). Esta vida es tan simple como amar a Dios y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos (vea Lucas 10:27). Observe que dije que es simple, no dije que es fácil. Solo cuando usted se entregue tendrá lugar para la abundancia que Dios tiene preparada para usted (vea Lucas 6:38). Amigo, si desea tener más de Dios verticalmente, debe estar activamente involucrado con los demás horizontalmente. Usted debe ser la expresión visible del amor de Cristo para otros miembros de la familia de Dios. Ambas cosas van de la mano. La iglesia es el cuerpo de Cristo en este mundo. Cuando usted sea un Jesús horizontal para los que le rodeen, todos se colocarán para experimentar más el poder y la presencia de Dios.
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El Dr. Tony Evans es el pastor principal de Oak Cliff Bible Fellowship en Dallas en Texas, además de ser fundador y presidente de The Urban Alternative. Es autor de Horizontal Jesús que es un estudio bíblico de seis sesiones en video basado en la Biblia. Para más información, visite TonyEvans.org.
EBPLV | Verano |2018