De oídas te había oído;
Mas ahora mis ojos te ven.
Job 42:5
Hay un juego que consiste en formar una rueda de personas. El director selecciona una persona y le dice en secreto una frase. Este debe pasarla en secreto a la persona que está a su derecha. Así, sucesivamente todos van pasando la frase en secreto hasta que llega a la persona que comenzó. El director revela la frase y les pregunta a los participantes que digan lo que oyeron. Usualmente lo que dice la última persona no se parece en nada a la frase original. Esto es lo que pasó con Job. El conocimiento que tenía de Dios era lo que otros le habían contado. Algunas cosas estaban correctas, pero otras no. Ahora confesaba que su información provenía de lo que le habían contado y no directamente de Dios.
La confesión de Job es sincera y maravillosa. Ahora mis ojos te ven y puedo reconocer que estoy equivocado. Hay que ser honesto y tener valor como Job, para nosotros también reconocer nuestros errores sobre el conocimiento de Dios. Cuando no andamos en Sus caminos tenemos que confesar nuestros pecados. Romanos 10:9 dice «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo».
Después de su confesión, Job se arrepiente de haber puesto en duda la sabiduría de Dios en medio de su ignorancia. Él dijo «Me retracto de todo lo que dije, y me siento en polvo y ceniza en señal de arrepentimiento» (v. 6, NTV). El arrepentimiento es necesario para ser salvo. Es un cambio de dirección es decir, un cambio de vida. «Arrepentíos y creed en el evangelio» (Mar. 1:15). Dios perdonó a Job y lo restituyó completamente. Dios puede hacer lo mismo con toda persona cuando confiesa sus pecados y
se arrepiente.
Señor, ayúdame para reconocer mis faltas y arrepentirme de
ellas.
Por Ramón Martinez
Quietud | Verano | 2023 www.lifeway.com