Pasaje Devocional: Lucas 14:15-24
Porque os digo que ninguno de aquellos
hombres que fueron convidados,
gustará mi cena.Lucas 14:24
Aunque esta parábola, enseñada por nuestro Señor Jesús, parece estar lejos de la vida real, no es cierto. La prensa escrita de Perú y Colombia publicaron hace unos días dos historias que evocan esta parábola. Una joven organizó su cumpleaños número 18 con semanas de anticipación y expectativa para recibir a sus amigos. Su mamá preparó dos pasteles, pizzas y bebidas. ¡Todo estaba listo! Sin embargo, no llegó ningún invitado. La joven expresó «creí que mis invitados eran cercanos a mí». Otra mujer, preparó un
baby shower a su mejor amiga. Semanas de preparación, globos inflados, comida preparada, decoración lista y 17 invitados confirmados. No obstante, a medida que se acercaba la hora de la fiesta, los mensajes de disculpas empezaron a llegar. Ninguno de aquellos invitados llegó. Ambas historias terminan con lágrimas, decepción y resignación. Ambas personas expresaron la misma idea en sus publicaciones: «no te comprometas si no vas a ir».
Cuando leí estas historias pensé en lo difícil que es recibir la indiferencia, el desprecio o el desplazamiento de aquellos que consideras cercanos. Es posible pensar que en la historia de hoy Jesús lo haya expresado con un poco de nostalgia, ya que ilustra la invitación extendida a cada persona que con
gusto, inicialmente, aceptó la invitación. Pero que luego, al poner excusas, rechazaron la invitación.
Sin importar la orientación teológica que tengamos en nuestra fe cristiana, no podemos perder el punto central: tenemos una invitación extendida y quien la rechace no tendrá una segunda oportunidad. No se le rogará a nadie. A diferencia de las historias iniciales, la casa del Señor se llenará, el banquete no se perderá y la fiesta no se aplazará debido a la falta de invitados. Por el contrario, tendrá lugar y se llevará a cabo con aquellos que acepten la invitación de Jesús de seguirlo. El versículo 15 dice: «Bienaventurado el que coma pan en el reino de Dios».
Señor, dame un oído atento para escucharte, entendimiento
para comprenderte y valentía para obedecerte. ¡Amén!
Por Fabio Castellano
Este devocional fue tomado de Quietud Guía Devocional Diario | Otoño 2023