Después que partieron ellos, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José y dijo: Levántate y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y permanece allá hasta que yo te diga; porque acontecerá que Herodes buscará al niño para matarlo.
Mateo 2:13
Recuerdo el respeto que de niño mis padres infundieron en mí, obedecerles era mi única opción cuando me pedían algo o me daban una orden. Tristemente, a medida que crecemos vamos perdiendo esa inocencia y humildad, nos volvemos independientes y, por lo tanto, más tercos.
Con el tiempo, muchos cristianos se sienten con el derecho de discutir las instrucciones de Dios. En el versículo de hoy vemos a José modelando una obediencia total. Su situación no era sencilla, pero él obedeció sin cuestionar ni quejarse. Al despertar, obedeció lo que el ángel le dijo en su sueño. El Nuevo Testamento no nos da mucha información sobre José, pero lo describe como un hombre recto, valiente, que muestra una obediencia asertiva, la cual fue esencial para cumplir los planes de Dios. Pareciera que su participación en la vida de Jesús fue poca, pero la obediencia total es suficiente.
Hoy en día, un corazón obediente sigue siendo la mejor ofrenda de respeto a Dios y un instrumento clave para desarrollar Sus planes. Quisiéramos conocer todo el plan y los detalles antes de obedecer, pero no funciona así. Debemos estar seguros de que si confiamos en Dios y seguimos Sus instrucciones, experimentaremos muchas bendiciones. Igual que los sacerdotes debían mojarse los pies en el río Jordán para que las aguas fueran cortadas (Josué 3:13); también nosotros debemos obedecer para abrir la puerta a la bendición de Dios. La obediencia trae bendición.
Señor, ayúdame cada día a confiar más en Ti y experimentar
una obediencia total a Tu dirección.
Por Nathan Eli Velasquez
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