Pasaje devocional: Zacarías 8:4-13
Y los traeré, y habitarán en medio de Jerusalén; y me
serán por pueblo, y yo seré a ellos por Dios en
verdad y en justicia.Zacarías 8:8
Imagínate la escena: todo está desolado y en ruinas. Tu país, tus raíces, el lugar donde naciste y creciste, donde has hecho toda tu vida, donde conociste a la gente que has amado, ese lugar ha sido destruido por uno de los imperios más poderosos y crueles del mundo antiguo, el imperio babilónico. Pero no solamente todo ha sido reducido a polvo, sino que también tuviste que salir de tu nación forzadamente y vivir en el exilio. ¡Qué imagen más desgarradora! ¿Cierto?
Actualmente millones de personas están viviendo en el exilio y experimentando lo que significa estar refugiados en otros países, mientras que en su nación todo está descontrolado por guerras y temas políticos. Tal vez nos puede costar el ponernos en los zapatos de un exiliado judío del siglo V a.C. o de un refugiado ucraniano de nuestro siglo, para sentir el dolor y el lamento de saber que lo que fue nuestro hogar ya no existe tal como lo conocíamos. Pero aun así, no tenemos que experimentar este tipo de situación para darnos cuenta de que muy dentro de nosotros nos sentimos también en un exilio. Vemos a nuestro alrededor y concluimos que este mundo no debería ser así.
En el capítulo 8 de Zacarías, el profeta está compartiendo la palabra de Dios y animando al pueblo diciéndoles que su situación de desolación no será así para siempre. Les dice que Dios mismo los restaurará en un esplendor que jamás se imaginaron, donde ellos serán Su pueblo y Él será
su Dios en verdad y justicia. Además, les dice que habrá «simiente de paz: la vid dará su fruto, y dará su producto la tierra, y los cielos darán su rocío» (v.12). Bueno, los evangelios nos dicen que la simiente de paz prometida a Eva finalmente llegó, Jesucristo nuestro salvador, para darnos la más grande y dulce promesa de restauración que nuestra alma necesita. ¡Nuestra ruina se convertirá en un gozo maravilloso!
Gracias, Jesús, porque Tú eres el cumplimiento de la promesa de que volveremos finalmente a casa. ¡Amén!
Por Guille Terrazas
Este devocional fue tomado de Quietud Guía Devocional Diario | Otoño 2023