Por Mirian P. Lopez
La responsabilidad de procrear y educar a los hijos les corresponde a ambos: madre y padre, pero, no sé si será por cultura, costumbre, tradición o lógica, cuando nace un niño, generalmente el padre toma las riendas del cuidado y educación, y cuando nace una niña, es la madre quien se ocupa de eso. No es raro escuchar a un padre que le diga a su hija: “Esas son cosas de mujeres, habla con tu madre”; y a una madre decir al hijo: “Cuando venga tu padre habla de ese asunto con él”.
El caso de Nina es distinto, ella es una madre soltera y tiene una hija adolescente. Trabaja para sostener un tren de vida que no es fácil, porque su hija está en la edad de competir con sus compañeras de estudio para ‘tener una reputación’ como las de ellas. Nina ya no puede más. No entiende cómo debe guiar a su hija en esa etapa de la vida. Tal vez usted esté atravesando una situación similar.
La adolescencia es un peldaño entre la infancia y la adultez, pero tiene varias etapas. De los 7 a los 12 años de edad todavía no han llegado a la pubertad, pero tienen una forma de ver muy definida. Hay muchos programas de televisión enfocados en muchachos y muchachas de esa edad.
La juventud está entre los 13 y los 19 años. Quieren ser independientes, especialmente aquellos que desde los 2 años están atendidos por otras personas en los centros de cuidado infantil, donde llegan a desarrollar mucha independencia.
Existe la adolescencia anticipada y la adolescencia extendida, pero tienen algo en común: les molesta que sus padres lo hagan todo por ellos. Veamos algunas características con las que hay que contender:
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Gastos excesivos.
En la actualidad los que están pasando por esta etapa son más exigentes gracias a la tecnología, la publicidad y el mercadeo. Es un desafío para los padres que no saben tratar con ellos cuando desean adquirir algo. El dinero no va a ser suficiente. Si le dan todo lo que desean no aprenderán a lidiar con los fracasos y la frustración. En la vida no van a obtener todo lo que desean.
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La separación de los padres.
Los hijos necesitan a los dos. Lo triste de esto es que muchas veces les dan a los hijos un papel que no les corresponde. La madre soltera tal vez le cuente todas sus angustias a la hija, le habla mal del padre y la trata como si fuera su paño de lágrimas en lugar de buscar una amiga de confianza o una hermana en la fe con quien despejar sus aflicciones.
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Los límites y sus consecuencias.
En mi adolescencia me controlaban con una mirada o contando hasta tres. Hoy es común que los progenitores les tengan miedo a sus hijos. Sería bueno volver a los métodos antiguos. Esta es una etapa en que se puede hablar con ellos, escucharlos primero y llegar a un acuerdo. Necesitan conocer los límites que tienen a su edad, cuando no los tienen pueden sentirse abandonados. Esto puede provocar que, especialmente las niñas, sufran anorexia, bulimia y hasta intenten suicidarse.
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La comunicación.
La mayoría de los adolescentes responden con monosílabos: sí, no, bueno, oh, humm. Esto provoca desesperación en los padres. Traté a mi hija durante esa edad tal y como mis padres me trataron. Ella no olvida el jalón de pelo que le di una vez. El asunto es que vivimos en un tiempo completamente distinto. Si la comunicación entre ellos es vital, también debe serla para los padres. ¿Cómo se logra? Siendo amigos, no enemigos. Tenemos que comprenderlos, estar cerca de ellos y entender que están pasando por una etapa que nosotros también pasamos, y se nos ha olvidado a la mayoría. Hoy hay mucho más peligro que antes: la sexualidad, las drogas, las relaciones, el homosexualismo, la música, las celebridades, el divorcio, el aborto, el terrorismo, el internet, las redes sociales, las escuelas y mucho más, a veces es más conocido por ellos que por sus propios padres.
Probablemente Nina y usted piensen que todo esto ya lo sabían y que están tratando de relacionarse mejor con sus hijos adolescentes, pero no han podido. Entonces se preguntarán: ¿por qué no nos entendemos?
A esa edad las hormonas atacan todo el cuerpo humano y sufren cambios físicos, pero también emocionales. El secreto para discernir por qué actúan así los adolescentes está en el cerebro. Según los científicos, el desarrollo completo del cerebro termina más o menos a los 24 años. Las funciones motrices del cerebro maduran temprano, pero la corteza frontal del cerebro, donde se desarrolla la responsabilidad, el juicio y el análisis del ser humano, no se ha expandido lo suficiente a esa edad. La substancia que transmite los mensajes a través del cerebro no se distribuye igual que en la adultez y provoca sus reacciones rápidas, sin pensar.
Nina, si su hija adolescente no le entiende, ¡es porque no puede! ¿Por qué no pensar que lo que hace no es por rebeldía? El problema más grande de los adolescentes es la guerra entre su afán de tener libertad en todas las cosas y el de sus padres de querer controlar todas las cosas. Ser madre soltera provoca tensión emocional, social y económica, por lo tanto, necesita comprender que cualquier periodo de vida que esté atravesando es temporal. Hay que reconocer que su hija está cambiando no solo desde el punto de vista biológico, sino psicológico, sexual y social, le ayudará a lidiar con su aislamiento, la ansiedad, los cambios, el egocentrismo, los impulsos, la rebeldía, la sensibilidad y los sentimientos que expresa. Es un proceso, creado por Dios en nuestro cuerpo para ayudarnos a cambiar, crecer, ser independientes y madurar en otros aspectos. Nadie duda que sea una situación difícil, pero no es irremediable.
Aférrese a Dios y a la Biblia. Deje que el Señor le comunique su sabia información. Aprópiese de este versículo bíblico tan famoso y eficaz: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13) Al fin y al cabo: ¡Dios es nuestro Creador!
Un recurso recomendado es: El Desafio del Amor para Padres, en formato digital o impreso.