POR M. DEAN REGISTER
El retorno de Cristo es una verdad emocionante y cautivante que el Nuevo Testamento destaca vez tras vez. Veintitrés de los veintisiete libros del Nuevo Testamento hacen referencia a este acontecimiento. Jesús testificó que iba a regresar; y los escritores bíblicos proclamaron Su regreso visible y corporal (Hechos 1:11; 1 Tesalonicenses 4:16; Hebreos 9:28; 2 Pedro 3:10; 1 Juan 3:2).
Las especulaciones sobre la segunda venida continúan siendo tema de intenso interés. Pero haremos bien en recordar que los escritores bíblicos no hablaron de la promesa del retorno de Cristo para satisfacer nuestra curiosidad sobre fechas y acontecimientos. En cambio, escribieron sobre la promesa para fortalecer la confianza de los creyentes en la soberanía y fidelidad de Jesús.
Los escritores bíblicos comunicaron el regreso del Señor utilizando imágenes vívidas y metáforas llamativas que pintaban imágenes espectacularmente significativas. Una verdad no es menos auténtica y contundente si se presenta por medio de símiles y metáforas que si se declara por medio de proposiciones e imperativos. Por consiguiente, nuestro desafío ahora es explorar algunas de las imágenes que los escritores del Nuevo Testamento utilizaron para referirse a la segunda venida de Jesucristo. Específicamente, podremos obtener información analizando algunas imágenes específicas de los libros de Mateo y Apocalipsis.
Odio y persecución. Un aspecto esencial de la enseñanza escatológica de Jesús, es la tensión presente-futuro. Su exhortación sobre el maltrato y la violencia hacia quienes lo siguieran a Él, tenía significación especial para los cristianos del primer siglo y continuó siendo válida para las generaciones futuras (Mateo 24:9-10). Aunque los creyentes han sido objeto del odio y la persecución durante siglos, Jesús aclaró que ese maltrato iría en aumento, hasta ser excesivo. Algunos creyentes, hoy parecen sorprenderse por sufrir el peligro de la persecución, pero Jesús advirtió que Sus seguidores serían perseguidos por causa de Su nombre (v. 9). Esa hostilidad hará mella en algunos, que «tropezarán»[1] y «se entregarán unos a otros» por no poder soportar el acoso y la crueldad (v. 10).
Falsos profetas. El engaño y la traición abundarán antes del regreso de Cristo (v. 11). La iglesia primitiva combatió las distorsiones de la verdad acerca de Jesús. La iglesia actual también debe plantarse firme y valientemente contra las herejías. Los falsos profetas presentan una teología atractiva, contraria a los rigores incómodos de la plena devoción a Cristo. Además, los falsos profetas personifican la metáfora de los lobos con piel de corderos (Mateo 7–15). Parecen auténticos, pero tras su fachada externa se encuentra un apetito mortal por la destrucción. Se hacen pasar por seguidores de Jesús, pero no enseñan la verdad completa de la Palabra de Dios ni siguen Sus pasos. Los falsos profetas tratan de atraer a los seguidores hacia sí mismos, más que hacia Jesús.
Maldad y frialdad. Cuando las personas abandonan las normas absolutas de la santidad y la verdad, la profundidad de la depravación no tiene límites. La corrupción de la virtud y la conciencia no solo aumentará, sino que secará el amor de los corazones de otros (Mateo 24:12).[2] Este «enfriamiento del amor» es la imagen descorazonadora de una pasión por Jesús que va menguando, y que no solo hizo estragos en la iglesia primitiva, sino que persistirá hasta el regreso del Señor.
Perseverancia. La «Perseverancia» es esencial en la escatología neotestamentaria (v. 13). La perseverancia no es un mérito para la salvación, sino más bien, una cualidad de aquellos que son salvos. Los creyentes perseverarán porque la gracia de Dios los sostiene.
El evangelio a todo el mundo. Jesús enfatizó que la misión de la iglesia es predicar el evangelio «para testimonio a todas las naciones» (v. 14). E instruyó a Sus discípulos para que llevaran su evangelización a todo el mundo. La frase que resume el final del v. 14: «y entonces vendrá el fin» no se presenta con poder predictivo, sino para subrayar la importancia de la misión.[3] Es un llamado a testificar de Jesús hasta que Él regrese.
Los días de Noé. Jesús comparó el tiempo de Su retorno con cómo era la vida en el tiempo de Noé (vv. 37-38).[4] Mientras Noé construía el arca, la rutina social y la vida cotidiana continuaron sin cambios. Las actividades que Jesús menciona aquí no son pecaminosas en sí mismas.[5] La generación de Noé estaba tan inmersa en los placeres del momento que descuidaba la prioridad de la eternidad. Lo que Jesús destaca aquí no es tanto que la gente actuara de manera licenciosa, sino que había entrado en un letargo en lo relativo a la advertencia de Dios.[6] Por consiguiente, cuando llegó el diluvio, la oportunidad de librarse ya había pasado para quienes eran inconstantes y incrédulos.
Uno tomado, uno dejado. El regreso de Cristo implicará separación e interrupción. Su venida estará marcada por una división inevitable entre los salvos y los perdidos (vv. 40-41). El verbo griego que se traduce como «tomado» se refiere a una iniciativa divina que apunta «a la salvación, del que es tomado»[7] y subraya la importancia de estar vigilantes.
El ladrón. Jesús usa la metáfora de un ladrón (vv. 43- 44). El ladrón actúa con sigilo para tomar lo que no le pertenece. Pero cuando Jesús regrese, reclamará con justicia lo que justamente le corresponde. Él declara que Su regreso será tan inesperado como el actuar de un ladrón que entra en una casa (v. 44). Por consiguiente, la segunda venida de Cristo implica una directiva clara de permanecer alertas.[8] Dado que nadie puede predecir el momento específico de Su regreso, los creyentes debemos seguir la instrucción de estar «vigilantes y preparados».[9]
El Cordero. La ilustración de Jesús como el Cordero de Dios contenía una rica significación teológica para los creyentes del primer siglo, que conocían bien las prácticas sacrificiales judías (Apocalipsis 7:9-10). El libro de Apocalipsis se refiere a Cristo como el Cordero veintisiete veces.[10] El énfasis principal está puesto en la victoria del Cordero sobre la muerte. Él comparte el trono celestial con Dios Padre y es digno de alabanza y adoración «de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas» (v. 9). El símbolo de las vestiduras blancas en este texto representa la pureza de la salvación basada en la justicia de Cristo. La imagen de las ramas de palma denota el gozo festivo de la celebración de acción de gracias por la salvación del Cordero que reina.
El Alfa y la Omega. Jesús aplicó la primera y la última letra del alfabeto griego (Alfa y Omega) como símbolo de Su autoridad desde el principio de la creación hasta el fin de los tiempos (22:13). Poderosos emperadores pueden oprimir a los creyentes, y los tiranos pueden silenciar su testimonio, pero ningún rival podrá deshacer los logros de la obra de Cristo ni obstaculizar Su regreso. Él reina y domina por sobre las decisiones de las naciones y el destino de la humanidad.
El árbol de la vida. En Génesis 2, Dios les otorgó a Adán y Eva acceso al árbol de la vida, pero su desobediencia los sujetó a la muerte y destruyó el privilegio de la inmortalidad física que habían gozado. «El árbol de la vida reaparece en Apocalipsis, donde el acceso a él representa una vez más la vida eterna, la inmortalidad».[11] El árbol representa el triunfo final de Cristo y la celebración eterna de la que participarán los redimidos, cuando no haya más muerte.
La estrella resplandeciente de la mañana. La Biblia designa a la mañana como tiempo de actividad humana e iniciativa divina. La mañana es una referencia tanto literal como figurada de nuevos comienzos, para esperanza o para juicio.[12] Jesús se refiere a Sí mismo como «la estrella resplandeciente de la mañana», un título mesiánico, junto con «la raíz y el linaje de David» (v. 16). En la cultura del Oriente medio, la estrella de la mañana era la más brillante contra el fondo de oscuridad del cielo justo antes del amanecer. Al utilizar este título, Jesús presenta un mensaje personal contundente de que Su retorno y Su reinado iban a disipar las sombras de la desesperación y la oscuridad del pecado. Él regresará con una invasión de justicia que lo iluminará todo.
Él vuelve. En contraste con el oscuro y mayormente humilde primer advenimiento de Cristo, Su segundo advenimiento será impactante. Primero, vino como Salvador sufriente. Volverá como Cristo vencedor. No podemos hallar todos los adjetivos necesarios para describir los detalles de Su regreso, pero podemos vivir con la fe y la seguridad de que Él cumplirá Su promesa. Todos los símbolos, metáforas y símiles pintan una imagen triunfante que grita: «¡Maranata! ¡Ven, Señor Jesús!».
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[1] Todas las citas bíblicas son tomadas de la Santa Biblia, Versión Reina Valera 1960.
[2] H. N. Ridderbos, Matthew, trad. Ray Togtman (Grand Rapids: Zondervan, 1987), p. 439.
[3] John Nolland, The Gospel of Matthew: A Commentary on the Greek Text (Grand Rapids: Eerdmans, 2005), p. 967.
[4] Craig L. Blomberg, Matthew, vol. 22 de The New American Commentary (Nashville: Broadman Press, 1992), p. 365.
[5] Leon Morris, The Gospel According to Matthew (Grand Rapids: Eerdmans, 1992), p. 614.
[6] Frederick Dale Bruner, Matthew: A Commentary, Vol. 2: The Churchbook, ed. rev. (Grand Rapids: Eerdmans, 1985), p. 348.
[7] R. T. France, The Gospel According to Matthew: An Introduction and Commentary (Grand Rapids: Eerdmans, 1985), p. 348.
[8] Donald Fraser, The Metaphors of Christ (Minneapolis: Klock and Klock Christian Publishers, 1985), p. 245.
[9] «Thief» (Ladrón) en Dictionary of Biblical Imagery [DBI], ed. gen. Leland Ryken, James C. Wilhoit y Tremper Longman III (Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 1998), p. 863.
[10] Joachim Jeremias, «ajrnivon» (arnion, cordero) en Theological Dictionary of the New Testament, ed. Gerhard Kittel, trad. y ed. Geoffrey W. Bromiley, vol. 1 (Grand Rapids: Eerdmans, 1964), p. 341.
[11] «Tree of Life» (árbol de la vida) en, de J. Daniel Hays, J. Scott Duvall y C. Marvin Pate, Dictionary of Biblical Prophecy and End Times (Grand Rapids: Zondervan, 2007), p. 450.
[12] «Morning» (mañana), en DBI, p. 568.
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M. Dean Register es pastor de Crosspoint Church, Hattiesburg, Mississippi.
Este artículo fue tomado de Estudios Bíblicos Para La Vida | 2022 | Volumen 2