POR STEPHANIE RODDA
Soy madre de siete hijos adoptivos. Mis hijos y yo no tenemos el mismo color de la piel, y ese hecho, por sí solo, despierta la curiosidad de muchas personas. Es entendible que la gente esté intrigada y quiera conocer más sobre nuestra familia. Creo que muchos piensan que hay una historia interesante detrás de todo. Ciertamente, tienen razón.
COSAS EQUIVOCADAS QUE LA GENTE DICE
Aun con las mejores intenciones, algunas personas no saben cómo preguntar sobre el tema de la adopción o hablar de ella sin decir «cosas equivocadas». Cuando yo era nueva como madre adoptiva, admito que me sentí ofendida en algunas ocasiones, frente a algunos comentarios. Cuando mis hijos eran menores, parecía que cada vez que estábamos en público, alguien iba a decir algo que nos haría sentir incómodos. A medida que pasaba el tiempo, decidí educar a quienes, aparentemente, tenían buena intención, pero no conocían las palabras adecuadas. Sabiendo que mis hijos estaban escuchando cómo yo respondía, aproveché la oportunidad para enseñarles también a ellos, respondiendo correctamente.
Algunos comentarios, aun sin intención, duelen. Los hijos de una familia adoptiva quizá se sientan confundidos por las preguntas de extraños que no tienen sentido para ellos. Algunas cosas dichas sin pensar, pueden tener un impacto negativo en sus tiernos corazones. Estos son algunos ejemplos de comentarios o preguntas que nos han planteado.
«¿SON HERMANOS?»
Esta pregunta generalmente viene después de que alguien ha descubierto que, sí, son mis hijos; no, no somos padres sustitutos; sí, los adopté. Son míos. Estos hijos, todos, son míos. Lo que la persona quiere saber es si están emparentados biológicamente, por nacimiento. No es algo horrible para preguntar, pero sí es bastante personal, especialmente, si lo pregunta un extraño en un lugar público. Lo peor de esta pregunta, en particular, es que casi siempre la hacen delante de mis hijos. Recuerdo la confusión reflejada en sus rostros, cuando eran más pequeños. Piensa por un momento cómo le sonaría esa pregunta a un niño adoptado, que sabe que es parte de una familia diseñada con amor. Sea que forme parte de esa familia desde que era bebé o haya llegado a ella un tiempo después, esta pregunta plantea un desafío al vínculo con sus hermanos, indicando que el hecho de que tengan los mismos padres biológicos marca una diferencia en su relación.
Generalmente respondo: «Claro que son hermanos. Son mis hijos». Hay otras ocasiones en que corresponde una respuesta diferente. Puede ser que quien hace la pregunta sea alguien que conoce a nuestra familia, que está genuinamente interesado en nosotros y busca lo mejor. Mi respuesta en ese caso es distinta: «Lo que quieres decir es si tienen parentesco de sangre, o biológico, ¿verdad?». (Dicho sea de paso, en caso de que tú también te lo preguntes, sí, algunos de ellos son hermanos de sangre).
«¿TIENES HIJOS PROPIOS?»
Lo que la persona está preguntando, en realidad, es si yo di a luz a alguno de ellos. Mi respuesta varía en razón de si me la formulan en privado y hasta qué punto conozco a quien lo pregunta. Generalmente reafirmo que esos siete son realmente hijos míos. Esa es la parte más importante de la respuesta. Puedo asegurarte que no adopté «accidentalmente» a ninguno de ellos. Y, de hecho, nuestros corazones los adoptaron como propios mucho antes de que pudiéramos hacerlo legalmente. Algunas de las adopciones llevaron años hasta quedar completas. ¡Sí! Son nuestros.
La mejor manera de plantear la pregunta sería: «¿Tienen otros hijos, además de los que adoptaron?». La respuesta a esa pregunta es que sí. Fuimos padres sustitutos de muchos niños, que tienen un lugar muy especial en nuestros corazones. Y también perdimos (por abortos espontáneos) a dos hijos con quienes esperamos reunirnos en la eternidad.
«¿POR QUÉ SU MAMÁ NO LOS QUISO?»
Esta pregunta todavía me hace levantar temperatura. No puedo responder por cada situación, pero puedo responder por la nuestra. No fue ese el caso, en ninguna de nuestras experiencias. Nunca encontré una madre biológica que no quisiera a su hijo. He conocido madres biológicas que se dieron cuenta de que no podían cuidar adecuadamente a su hijo; o estaban atrapadas en adicciones que les impedían dar prioridad al niño, o no dejaban de tomar malas decisiones y por eso perdieron el derecho a criar a su hijo.
Pero, en mi experiencia, nunca he visto a una madre que simplemente no quisiera a su hijo. Quizá las hay. Si existen, son la excepción, no la regla.
«TIENEN MUCHA SUERTE DE TENERLOS A USTEDES…»
La respuesta a ese comentario es fácil. Nosotros somos muy bendecidos de tenernos unos a otros. Lo que debemos evitar es el concepto implícito de que los hemos «rescatado». Sí, los hemos reclamado para nosotros, y nos hemos esforzado de distintas maneras por hacerlos nuestros. Pero no los acogimos porque sentimos pena o compasión por ellos. Nuestra familia ha sido forjada por el amor.
Cuando pensamos en cómo hablar de la adopción, lo mejor sería entender un poco la cultura de la adopción. Hay muchas clases de adopciones: nacionales, internacionales, familiares, de sustitución, abiertas, cerradas, privadas. La adopción es diversa, y la mayoría de las veces, implica un conjunto complicado de factores y emociones.
Presta atención a las «indicaciones de peligro» antes de hacer preguntas. ¿Están en público? ¿Están los niños cerca? ¿Estás cruzando la línea entre lo público, y lo personal y privado?
¿Qué puedes decir, entonces? ¿Cómo puedes responder o expresar interés? ¿Cuál sería una buena manera de dar una palabra de aliento? La mayoría de los padres adoptivos están muy orgullosos de sus hijos y promueven la adopción. La mayoría de ellos no tendrán problemas en contar su historia (aunque sea a un extraño), responderán con gracia, aun cuando no sepas expresarte bien en la conversación, y tenderán a alentar cualquier interés sano en la adopción que puedan percibir.
COSAS ADECUADAS QUE PUEDES DECIR
Estas son algunas cosas excelentes que puedes decir cuando te encuentras con una familia en la que hay hijos adoptados.
«TIENEN UNA FAMILIA HERMOSA»
Esto abre la puerta para que los padres mencionen la adopción, si lo desean. Muchas veces, yo he respondido a un comentario de ese tipo, cuando el momento es el adecuado: «Gracias. Estamos agradecidos por el milagro de la adopción». Esa respuesta le da pie a la otra persona para preguntar algo más. Otras veces, solo digo «Gracias» y paso a otra cosa, según sea la situación.
«¡QUÉ HERMOSO (HERMOSA) BEBÉ!»
Quizá lo que quieras saber, en realidad, es si es un bebé de tránsito, adoptivo, o hijo de un vecino. Pero, sinceramente, no tienes por qué saber los detalles. Suficiente con saber que el bebé está en manos de personas que lo aman. También aquí es posible que el padre o la madre te dé la oportunidad de preguntar algo más.
«NOSOTROS ESTAMOS PENSANDO EN ADOPTAR»
La madre o el padre quizá clarifiquen la situación, o comiencen una conversación, o simplemente digan: «¡Fantástico!» También es posible que hagan una pausa y te cuenten en detalle cómo ha sido su experiencia. Cuando sea el momento justo, sus ojos brillarán de manera especial al hablar de su experiencia de adopción.
Stephanie Rodda es escritora independiente, esposa y madre adoptiva de siete hijos. Tiene un blog, es oradora inspiracional y autora de devocionales.
Este articulo fue tomado de EBPLV | Invierno 2023 www.estudiosbiblicosparalavida.com