POR TONY REINKE
Lecrae, un músico de hip hop de 36 años de edad, ganador del premio Grammy, ama a Jesucristo con verdadera pasión. Él conoce por propia experiencia la culpa que produce un aborto, pero también sabe que lo único que puede aliviar esta profunda culpa es una confesión abierta del pecado. Fue la sinceridad lo que abrió la puerta a la sanidad para Lecrae, que tomó la iniciativa de admitir que en 2002 abogó por la destrucción de su propio hijo. Lecrae, voluntariamente, expuso su historia a la luz pública, y en grande, en el tema “Good, Bad, Ugly” [Bueno, Malo, Feo] de Anomaly (2014), un álbum que debutó como número 1 en el chart 200 de Billboard.
En una entrevista Lecrae dijo: “Yo era joven, estaba tratando de ver qué hacer con mi vida. No había terminado mis estudios. Había conocido al Señor, pero aún no estaba seguro de cómo era eso de andar con Jesús. Sucedían tantas cosas. Literalmente, en medio de esa relación, yo sentía la convicción. Sentía que Dios me estaba dando oportunidades de escapar. Usábamos drogas y teníamos relaciones sexuales con frecuencia”.
“En esa época, yo creía en el mito urbano que dice que si uno consume suficientes drogas, se vuelve estéril. Pensé que nunca íbamos a tener un embarazo. Recuerdo que ambos trabajábamos en un centro al cual la gente llama pidiendo ayuda, y un día salimos a fumar un rato, pero ella dudó en fumar el cigarrillo. Entonces me dijo que estaba embarazada”.
Lecrae sabía que el aborto no era la decisión correcta, pero también consideró que era un escape fácil de las responsabilidades de la paternidad. Dice: “De no haber sido por la convicción del Espíritu, que yo trataba de acallar con drogas y alcohol, no sé si hubiera sentido algo. Pero yo estaba tan endurecido en mi corazón que casi fue natural decir: ‘Bueno, tendrás que abortar’. En ese momento fui tan egoísta, tan lejos de concentrarme en Dios, que ni siquiera fue una pregunta, simplemente la convencí de que era lo correcto”.
“Después del aborto la borré de mi mente, literalmente, hasta el punto —¡qué vergonzoso!— de no responder a sus llamadas. Dejé de relacionarme con ella por completo. Recuerdo que la última vez que la vi estaba hecha un ovillo en la cama, llorando, pero yo borré todo eso de mi mente. Lo único que guardé fueron algunas fotografías de ella, como una especie de homenaje, supongo”.
Pero el recuerdo no se borraría de su mente para siempre. Él sabía que el aborto que la había impulsado a hacer, como la mayoría de los abortos, no podía justificarse por motivos médicos. Esa decisión abrumadoramente egoísta sobre la vida de un niño produce una culpa que no se desvanece así como así.
Lecrae guardó secretamente una fotografía de su ex novia, en memoria del hijo de ambos que no nació. Esta se convirtió en un recordatorio que abrió una vieja herida cuando él estaba en medio de los preparativos para casarse con su prometida.
Lecrae dice: “Años después yo estaba haciendo la consejería prematrimonial, deshaciéndome de las fotografías de mis novias anteriores, para mostrar que mi mente y mi corazón solo estaban concentrados en la mujer con quien me iba a casar, y que no necesitaba ningún recuerdo de nadie. Entonces encontré la fotografía de aquella joven, y no pude destruirla. Mi esposa me dijo: “Solo tírala a la basura”. Entonces me quebrantaron la culpa, el remordimiento y la vergüenza de lo que había hecho. Ese fue el comienzo del proceso de sanidad para mí”.
Fue un proceso de sanidad que él quiso contar. Lo primero que hizo, cuando escribió y grabó la historia en su álbum Anomaly, fue llamar por teléfono a su madre para prepararla y contarle esa historia que ella no conocía. La confesión de pecado de Lecrae, primero a su esposa, luego a otras personas importantes en su vida y finalmente al público, es una invitación para muchos que sienten que la culpa de un aborto es imposible de sanar.
Hay millones de adultos que hoy tienen esa misma oportunidad de encontrar sanidad. Cada año, en todo el mundo, casi 45 millones de abortos dejan a 45 millones de niños muertos, y a 90 millones de hombres y mujeres con cicatrices permanentes. John Ensor, presidente de PassionLife, ha dicho: “Hace ya 20 años que la culpa y el remordimiento por el aborto se ha convertido en la experiencia humana más común en nuestra generación”.
Pero existe una respuesta natural a esa experiencia: el deseo de cubrir el pecado, aislándose y guardando silencio. Después de haber vivido esa experiencia, Lecrae les ruega a quienes están en esa situación que reflexionen para confesar sinceramente ese pecado a Dios, el primer paso necesario para recibir verdadera sanidad. Como escribió el salmista:
Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día. Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; se volvió mi verdor en sequedades de verano. Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; y tú perdonaste la maldad de mi pecado (Salmo 32:3-5).
Es posible obtener una restauración personal, y Lecrae es un testimonio vivo de ello. Por la gracia de Dios estuvo dispuesto a admitir su pecado sincera y abiertamente, a llorar y confesar, y a recurrir a la sangre de Cristo. Ahora él está casado con Darragh, con quien tiene tres hijos. Lecrae es, según dice Ensor, “un hombre que agrada a Dios y puede mantener la frente bien en alto”.
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Tony Reinke es profesor principal de Desiring God, presentador del podcast Ask Pastor John y autor de God, Technology, and the Christian Life (2022).