POR DANIEL DARLING
Nunca olvidaré la primera vez que vi un cordero. A diferencia de los tiernos animalitos de peluche que veía de niño, o las simpáticas figuras del franelógrafo de mi Escuela Dominical, las ovejas de verdad no son muy «lindas». Para empezar, huelen muy mal. No sé qué es lo que sucede en el sistema digestivo de un cordero, pero parece que funciona bastante seguido… ¿entiendes lo que quiero decir? Desechos por todos lados. El campo de un pastor no es un lugar muy deseable.
Ser pastor de ganado es un trabajo tedioso, difícil, poco atrayente. En la antigüedad, cada oveja significaba dinero. Las cabezas de ganado eran la forma de medir la riqueza de los ricos. La mayoría de los pastores, probablemente, no eran los dueños del ganado; los contrataban para cuidar, proteger, alimentar y mantener sanos a los animales. Ellos arriesgaban sus vidas para cuidar a las ovejas, de modo que no viniera algún malvado que les robara y atacara a una oveja indefensa.
Así que, la noche en que nació Jesús, los ángeles encontraron a los pastores en los campos en las afueras de Belén, simplemente, haciendo su trabajo. Esos pastores no recibieron ninguna notificación de que sus vidas iban a cambiar para siempre, de que estaba a punto de producirse el punto de inflexión de la historia humana, el comienzo del plan de la redención de Dios, a pocas millas de donde ellos vigilaban a unos cuantos animales.
EXTRAÑOS VOCEROS
Es difícil entender por qué Dios eligió dar la nueva del milagroso nacimiento de Su Hijo a estas personas. Si fuéramos nosotros, hubiéramos elegido otro método para dar a conocer la noticia. Por lo menos, seguramente no la hubiéramos comunicado a unos simples pastores. En ese tiempo, los pastores no eran personas bien vistas. Eran trabajadores del nivel más bajo. Tenían las uñas sucias y hablaban con palabras vulgares. Tenían olor a… personas que pasan todo el tiempo con animales.
Jesús hizo Su entrada al mundo de la peor manera posible en muchos aspectos. Nació como hijo de un matrimonio pobre, que cargaría durante toda su vida con la vergüenza de que María había quedado encinta antes de su boda con José. Además, Jesús era de Nazaret, un lugar donde nadie estaba orgulloso de haberse criado. Nació en un sitio que se utilizaba como granero, en una aldea insignificante, porque el Hijo del Hombre, ya desde Sus primeros segundos de vida en esta tierra, no tenía lugar donde descansar Su cabecita.
Pero cada detalle del nacimiento de Jesús fue intencional. Dios estaba haciendo una declaración sobre el tipo de reino que iba a hacer venir ala tierra. Cristo iba a ser un tipo de rey diferente.
EL REY PASTOR
De nuevo: ¿por qué los pastores? No es solo que Dios visite a los humildes. Cristo dejó la comodidad del cielo para habitar entre los Suyos ,y solía rodearse de cierto tipo de personas a las que nadie más querría tener cerca. La labor de los pastores es un tema que encontramos en toda la Biblia. Es la metáfora principal para referirse a un buen liderazgo. David escribió que lo reconfortaba saber que el Dios de Israel era su pastor (Salmos 23). El profeta Ezequiel dijo que, a diferencia de los malos pastores, que descuidan a sus ovejas, Dios es el buen Pastor de Israel. Yen el Nuevo Testamento, Pablo y Pedro instan a los pastores a pastorear bien a sus rebaños. Pero lo más importante es que ese pequeño bebé acurrucado entre los animales, un día, declararía ser el Buen Pastor. El nacimiento de Jesús marcó un nuevo día: que Dios había enviado aun Rey Pastor, Jesús, nacido en la aldea y de la familia del pastor más importante de Israel, el rey David.
Jesús vino al mundo, manso y humilde, para reunir a Sus ovejas perdidas. Todos nosotros, escribe Isaías, somos como ovejas que se han apartado de su camino. Y, a diferencia de los malos pastores, Jesús es el que salva y protege.
Más aún, no es coincidencia que el nacimiento de Aquel a quien Juan el Bautista llamó «el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo»(Juan 1:29) fuera anunciado a quienes cuidaban de las ovejas, muchas de las cuales iban a ser utilizadas para el sacrificio de la Pascua.Dios le anunciaba así al mundo la expiación final por el pecado, el Cordero deDios, que iba a ser inmolado por los pecados del mundo
Mientras disfrutamos el tiempo de Navidad,
seamos humildes como aquellos que escucharon la noticia por primera vez
ADOREMOS COMO LOS PASTORES
Imagina lo que habrá sido esa noche para aquellos hombres cansados. Imagina lo que habrá sido ver abrirse los cielos delante de sus ojos, esa luz que rodeaba toda la tierra, y los ángeles cubriendo todo su campo visual. Imagina cuán maravillados se habrán sentido al escuchar a estos mensajeros celestiales prorrumpir en la que probablemente haya sido la alabanza más sublime. Todo lo que Dios había prometido a lo largo de siglos estaba cumpliéndose.
Me pregunto cómo habrá afectado esa noche a estos hombres. Sí sabemos cómo reaccionaron. Los pastores no esperaron. No se quedaron contemplando. No consultaron a un asesor. Corrieron a Belén, a buscar a ese Bebé, a Jesús. Tenían que encontrarlo.
Y cuando lo encontraron, se apiñaron en el humilde espacio donde el Hijo de Dios nació. Me pregunto qué habrá pensado María al ver a estos hombres empujándose y haciendo lugar para inclinarse en adoración ante su bebé recién nacido.
Ella sabía que Él era Dios encarnado. Sabía que había sido un nacimiento virginal. Sabía que se le había confiado el cuidado de su futuro Salvador. Pero seguramente se sintió maravillada y feliz al ver a estos hombres deslumbrados ante su Hijo.
Y esta, quizá, es otra razón por la que Dios eligió dar la mejor noticia a unos simples pastores. Estos hombres humildes no eran demasiado sofisticados como para maravillarse por lo que sucedía ante sus ojos. No eran demasiado sabios como para adorarlo, demasiado cínicos como para sentarse a los pies de ese bebito recién nacido que iba a ser su Señor.
Hoy, mientras disfrutamos el tiempo de Navidad, seamos humildes como aquellos que escucharon la noticia por primera vez. Esta Navidad, no corramos tanto que nos perdamos de escuchar las buenas nuevas de que Cristo vino al mundo para salvar a los pecadores y renovar el mundo.
Cuando llegue la Navidad, este año, seamos como los pastores: recibamos la Palabra de Dios y corramos al pesebre, para encontrar a Jesús.
Daniel Darling es vicepresidente senior de Comunicaciones en National Religious Broadcasters y fue vicepresidente de Comunicaciones del ERLC durante seis años. Ha escrito nueve libros, incluyendo The Original Jesus y el éxito de librería The Characters of Christmas. Tiene cuatro hijos con su esposa Angela. Junto con su familia son miembros de la iglesia Green Hill en Mt. Juliet, Tennessee, donde es pastor de Enseñanza y Discipulado.
Este artículo fue tomado de EBPLV | Invierno | 2022