POR BEN MANDRELL
Algunas veces, estamos demasiado ocupados en amargarnos.
Una joven actriz finalmente lo logra. Gana el codiciado premio y sube al escenario a recibir la estatuilla. Frente al frío micrófono, se acalora atacando a los que la criticaron, diciendo que nunca lo lograría. Durante su encendido discurso, sus padres, sentados entre el público, recuerdan las horas de llevarla y traerla a la escuela de actuación, los miles de dólares que invirtieron en las clases privadas, los ahorros de toda una vida dedicados a pagar esa prestigiosa escuela de teatro. Su hija ni siquiera menciona una de esas cosas. Está muy ocupada expresando su amargura.
Hay pocas cosas más tristes que una persona desagradecida. Pero es inspirador ver a alguien que está contento con lo que tiene. Las personas que son agradecidas me desafían a hallar contentamiento y gozo en las pequeñas cosas de la vida. Y eso es lo que encontramos en Salmos 100. Aquí, Dios nos dice exactamente cómo agradecerle.
CANTANDO CON GOZO
«Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra» (v. 1).
Mi familia y y ñor y a Su pueblo, cuánto disfrutaba de adorar a Dios y celebrar Sus buenos dones. Espero que mis hijos digan: «Mi papá era como esos niños en el recreo».
SIRVIENDO CON CORAZÓN PURO
«Servid a Jehová con alegría» (v. 2).
Algunas traducciones dicen «Adorad a Jehová con alegría». El contexto en el que pensaba el salmista es el de la adoración pública, pero, en el Nuevo Testamento, Jesús nos desafía a servir con la toalla. Amamos a Dios lavando los pies de otros, ministrando a sus necesidades.
En Mateo 18, Jesús contó la historia de un siervo sin misericordia. Este hombre debía una cantidad enorme a su amo, y como consecuencia de sus dificultades económicas, él, su esposa, sus hijos y todas sus posesiones debían ser vendidos para pagar la deuda. El hombre, desesperado, rogó y suplicó misericordia. El amo, con profunda gracia, canceló su deuda. Pero poco después, ese mismo hombre encontró a un vecino que le debía a él dinero; y le exigió el pago. Cuando su amo se enteró de la situación, ordenó que se presentara ante él el hombre a quien le había perdonado misericordiosamente su deuda. El amo mandó que el hombre fuera echado a la cárcel hasta que pudiera devolver lo que debía. Jesús concluye diciendo: «Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas» (18:35). Prestemos atención a esas tres palabras: «de todo corazón». Servir al Señor con alegría significa servir con gracia a quienes nos rodean.
DEDICÁNDONOS A APRENDER
«Reconoced que Jehová es Dios; Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado» (v. 3). El verbo «Reconoced» es imperativo; se trata de una orden. Este salmo es un paquete de órdenes: «¡Cantad a Dios!», «¡Servid a Jehová!», «¡Reconoced que Jehová es Dios!» Los padres de la iglesia solían decirlo de esta manera: «El conocimiento es padre de la devoción».
Leer y orar es una fórmula potente, y una forma de hacer que Dios siempre sea nuestra prioridad. Me es imposible subestimar la influencia que ha ejercido la lectura en mi vida. Cuando yo estaba en la universidad, me entregaron un ejemplar de Más que un carpintero, de Josh McDowell, y me quedé atónito ante las evidencias empíricas de la crucifixión y la resurrección de Jesús. Cuando mi esposa Lynley y yo nos casamos, comenzamos a leer juntos. Leímos The Shaping of a Christian Family (Moldeando una familia cristiana), de Elisabeth Elliot. Este libro nos desafió a dar forma a nuestra cultura hogareña, en lugar de permitir que tomara forma por sí sola.
La palabra «discípulo» significa «aprendiz». ¿Cómo estás aprendiendo? ¿Sabes más de Dios que lo que sabías hace un año?
DANDO CRÉDITO A DIOS PÚBLICAMENTE
«Por sus atrios con alabanza; Alabadle, bendecid su nombre» (v. 4).
En la antigüedad, los judíos tenían atrios públicos rodeando al templo. Al entrar en el complejo del templo, se pasaba por un portal. La postura y la forma de comportarse allí eran muy importantes. La Palabra dice que Dios ama al dador alegre. Nos sentimos más cerca de Dios cuando le damos gracias.
No solo debemos alabar a Dios en privado, sino también en compañía de otros. Sé que hay personas que llevan un diario con los motivos de gratitud. Al final de cada día, escriben algunas cosas por las que están agradecidas.
“Entrad por sus puertas con acción de gracias, Por sus atrios con alabanza; Alabadle, bendecid su nombre”
Salmos 100:4
Hay muchas formas en las que podemos alabar a Dios, pero ¿por qué deberíamos hacerlo? Las últimas líneas de este salmo nos hablan del carácter de Dios. «Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, Y su verdad por todas las generaciones» (v. 5).
Dios es bueno, amoroso y fiel. Algunos ven a Dios solo como un ejecutor de justicia. Otros lo ven como un cruel capataz. A. W. Tozer dijo: «Lo que viene a nuestra mente cuando pensamos en Dios es lo más importante de nosotros». Es decir: nuestra visión de Dios moldea nuestra forma de ver la vida más que cualquier otra cosa.
El salmista dice que Dios es bueno, es amoroso y es fiel. Al entrar en este tiempo de acción de gracias, comprometámonos a reflejar la bondad de Dios con nuestras palabras, nuestras motivaciones, nuestra devoción y nuestra alabanza. Te sentirás más cerca de Dios cuando le des tu agradecimiento.
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Ben Mandrell es presidente y CEO de Lifeway Christian Resources. Antes de unirse a Lifeway, Ben pasó casi dos décadas en el ministerio pastoral, en iglesias de Tennessee y Colorado. Junto con su esposa Lynley, tienen cuatro hijos: Ava, Max, Miles y Jack.
Este articulo fue tomado de EBPLV | Otoño | 2022