POR AMBER VADEN
Los grupos de estudio bíblico son una pieza vital del ministerio de una iglesia. Cuando los miembros del grupo se conocen, confían y se valoran, el grupo prospera. El sentido de comunidad aumentará el compromiso y atraerá a nuevas personas. Necesitamos establecer relaciones sólidas y saludables con otros cristianos, ¡y un grupo es el lugar perfecto para encontrarlos! Como líder, cada semana tienes la oportunidad de sentar las bases para crear una comunidad genuina. Aquí hay 3 consejos para edificar una comunidad que cosechará importantes recompensas.
1. Invita a las miembros a compartir su historia de fe.
Es común estar en un grupo de estudio bíblico con alguien y no saber mucho de su camino de fe. Por lo tanto, pide a un miembro cada semana que comparta en 5 minutos su testimonio. Al darles la oportunidad de compartir su testimonio. ¡También permitimos escuchar el evangelio! Nuestras historias de lo que Jesús ha hecho en nuestras vidas son poderosas. Son personales, reales y sentidas. Comenzar el tiempo de grupo con una historia personal solo amplificará la verdad de cualquier texto bíblico que estudien: Dios es real y desea una relación con Su pueblo.
2. Sirvan juntos más temprano que tarde.
¿Qué oportunidades existen para que tu grupo ministre juntos? ¿Existe una necesidad en tu iglesia o comunidad que tu grupo pueda satisfacer? Elige una que se adapte a las habilidades y disponibilidad de tu grupo. Luego, haz un plan para satisfacer esa necesidad, involucrando a tantos miembros del grupo como sea posible. El objetivo es simplemente unirse como el cuerpo de Cristo para satisfacer una necesidad. Cuanto antes tu grupo se reúna en torno a la necesidad de servir, será mejor. Te sorprenderá la variedad de habilidades y talentos que poseen los miembros del grupo. Fortalecerán sus relaciones y disfrutaran del privilegio de juntos servir a Dios.
3. Haz de la participación de los miembros del grupo una marca registrada de tu tiempo semanal de grupo.
Es más fácil preparar el estudio bíblico y compartirlo con una participación limitada. Pero aumentar el papel de cada miembro del grupo brindará valiosos dividendos. Una forma puede ser invitando a alguien a dirigir el tiempo de oración o pedir a alguien que lea en voz alta parte del pasaje de la Escritura que estudiarán. Invita a alguien a hacer los anuncios de la iglesia o planificar la próxima reunión de confraternidad. Por último, haz preguntas abiertas sobre lo que están estudiando. Cuando los miembros del grupo discuten cómo la Palabra de Dios ha impactado sus vidas o qué versículos se han quedado con ellos esta semana, estas oportunidades forman la base para establecer relaciones más profundas y crear una comunidad genuina. Invita a los miembros a hablar y ser parte de la discusión.
No es ningún secreto que Dios nos diseñó para vivir en comunidad, tanto con Él como entre nosotros. Participar activamente en un grupo de estudio bíblico nos ayudará a conocer mejor la Palabra de Dios y nos enseñará cómo aplicarla a nuestras vidas. Con tiempo puedes cultivar un sentido de comunidad que llevará a los miembros de tu grupo más allá de una relación superficial y hacia establecer un compañerismo real. Para eso Dios nos creó.
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Amber Vaden es editora de Lifeway. Cuando no está creando recursos para líderes de estudios bíblicos en grupos pequeños, la encontrarás explorando Tennessee, tomando té y animando el fútbol de la Universidad Estatal de Arkansas.
Este articulo fue tomado de EBPLV | OTOÑO 2021 | VOL 4