POR KEN BRADDY
Estoy seguro de que has oído hablar de la temida «puerta trasera». Es una forma de referirse a las personas que abandonan un grupo de estudio bíblico después de un tiempo. Las iglesias también tienen una puerta trasera, pero esta es simplemente la suma total de las puertas traseras de todos los grupos de su ministerio de enseñanza bíblica.
Según mi experiencia, hay cuatro formas en que un grupo puede cambiar la situación y ayudar a las personas a permanecer, en lugar de salir por la puerta trasera. Algunas circunstancias que las llevan a irse están fuera de mi control, claro. No puedo evitar que algunas personas consigan un nuevo trabajo y se muden. Tampoco puedo evitar que alguien se retire y se mude a otro lugar. Pero puedo, al menos, hacer cuatro cosas para asegurarme de que la puerta trasera de mi grupo esté cerrada con llave para todos los demás:
1. Buena enseñanza.
No quiero ahuyentar a nadie de mi grupo porque yo no enseñe la Palabra de Dios de manera eficaz. Para enseñar bien la Biblia, primero, tengo que estar bien preparado. También tengo que estar bien descansado. Y debo tener presentes las necesidades de los miembros de mi grupo y las formas en que ellos prefieren aprender; debo enseñar de manera creativa, utilizando los ocho enfoques del aprendizaje. Probablemente, una enseñanza deficiente es la principal causa por la que muchas personas se apartan de su grupo y salen por la puerta trasera de la iglesia.
2. Buena diversión.
Yo pensaba que una buena enseñanza era suficiente para lograr que las personas permanecieran en un grupo. A lo largo de los años, me he dado cuenta de otra cosa: la buena enseñanza, aunque importante, quizá no sea tan importante como el hecho de que los miembros traben amistades y se conecten con los demás que forman el grupo de estudio bíblico. En cierto modo, esto me duele, porque yo tengo el don espiritual de la enseñanza. Me gusta estudiar, preparar y conducir un estudio bíblico grupal. Pero debo admitir que, para cerrar la puerta trasera de mi grupo, mi enseñanza sola no basta. Tengo que estructurar un tiempo en el grupo para la oración, para compartir necesidades y conversar. Además, debo organizar deliberadamente un tiempo fuera de la reunión habitual de estudio del grupo para tener momentos de comunión, como un almuerzo, una excursión u otras actividades que ayuden a las personas a vincularse entre ellas.
3. Buen ministerio.
Es una frase trillada, pero es cierto: a las personas no les importa cuánto sabemos, si no saben cuánto nos importan. Si muchas personas abandonan un grupo, es, posiblemente, porque el grupo no les ha ministrado adecuadamente. Tal vez, no respondieron a una persona que como ella lo necesitaba, en medio de una crisis, o no suplieron de alguna necesidad, y la persona sintió que no era importante para el grupo. Cuando esto sucede, la puerta trasera se abre de par en par. Para cerrarla, debemos pensar en la Escuela Dominical (o los grupos pequeños) más allá del tiempo de reunión para el estudio bíblico. En realidad, se trata de un ministerio de las 24 horas, los 7 días de la semana, lo cual significa que siempre estamos «de turno», y que si una persona tiene una necesidad, dejamos lo que estamos haciendo y vamos a ayudarla.
4. Buena administración.
Estrechamente relacionada con la anterior, está la necesidad de ser un buen administrador. Esto quiere decir que tenemos que administrar la lista del grupo: la lista de miembros y posibles miembros del grupo. Debo asegurarme de dedicar tiempo y energía a alcanzar a aquellas personas que están ausentes o que podrían llegar a integrar el grupo como miembros activos. Cerrar la puerta trasera es una tarea que comienza desde el mismo grupo. Si podemos cerrar la puerta trasera de todos los grupos, la puerta trasera de la iglesia también se cerrará.
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Ken Braddy es Director de Escuela Dominical de LifeWay Christian Resources. Encontrarás sus enseñanzas semanalmente en kenbraddy.com.
Este artículo fue tomado de Estudios Bíblicos Para La Vida | Primavera | 2021