POR KEN BRADDY
Actualmente, parece que hay personas contrariadas por todas partes. No hay que buscar mucho para encontrar alguna. ¿Qué hacer cuando una persona de tu grupo bíblico está enojada y tiene un problema que hace sentir inc modos a los demás? Tú eres el líder del grupo. ¿Qué debes hacer? Esa persona quizá tenga un problema con el pastor o está molesta por una decisión que ha tomado la iglesia o no se lleve bien con alguien del grupo. Tal vez esa persona tenga un problema contigo que eres el líder del grupo. Hay millones de cosas que pueden constituir el disparador de la incomodidad, pero te toca a ti resolverlo. ¿Qué opciones tienes?
Opción 1: Invita a la persona a tomar un café y a una confrontación. Esta es la situación m s difícil para la mayor a de nosotros porque no nos sentimos cómodos confrontando a alguien. Es bueno reunirse en un lugar neutral, y un lugar público ayudar a reducir el riesgo de un escándalo. Cuando confrontes a la persona contrariada, ten presente que tu objetivo no es ganar, sino tratar de escucharla y entender su punto de vista. Ver las cosas a través de sus ojos. Cuando entiendas la verdadera naturaleza de lo que la hace sentir contrariada, podrás buscar la mejor solución. Trata de ponerte en su lugar por un momento para darte cuenta de si su reclamo es genuino.
Opción 2: Ora por esa persona. Sea que estás de acuerdo con ella o no, ora por ella. Obviamente, hay algo que la incomoda, y no importa si coincides con su punto de vista; es un hermano o una hermana en Cristo que no está bien. Lleva la situación delante de Jesús, sabiendo que Él es el Gran Sumo Sacerdote. Cuando oramos por otras personas, Dios generalmente ablanda nuestro corazón y nuestra receptividad para que podamos ver las cosas desde el punto de vista del otro. Recuerda que Jesús nos dijo que oremos por nuestros enemigos y quiere que tomemos la senda más elevada de orar por el otro.
Opción 3: Ayuda a la persona contrariada a ver otro punto de vista. Esta opción puede ser la que más tiempo lleve; puede llevarte días, semanas o meses. Para que sea efectiva, tendrás que esforzarte al máximo para oír y escuchar. Cuando entiendas el punto de vista del otro, y solo entonces, podrás armar una respuesta que ayude a tomar otro camino de allí en adelante. Muchas veces las personas se molestan por causa de una falsa percepción. Llegan a una conclusión errónea, se sienten heridas y las emociones se desbordan. Guiar a una persona para que vea la realidad de la situación puede ser una de las cosas más llenas de gracia que podemos hacer por ella. La verdad puede ser muy liberadora. La verdad nos hace libres.
Opción 4: Ten paciencia. Es frustrante lidiar con un miembro del grupo que está contrariado. Recuerda que lo que haya causado esta situación, probablemente no fue algo que sucedió de un día para otro; la solución tampoco ser inmediata. Sé paciente, como es paciente nuestro Padre celestial. Ayuda a los miembros del grupo a adoptar una actitud de paciencia y guíalos bien durante todo el proceso, explicándoles que Jesús es su modelo de paciencia.
Opción 5: Prepárate a recibir corrección por parte de la persona contrariada. Sé que parece demasiado, pero existe la posibilidad de que esa persona, aunque no actúe con la misma gracia que Cristo, tenga una razón legítima para estar molesta contigo. Mientras escuchas y procesas la situación, mantén abierta la posibilidad de reconocer que esta persona puede tener razón y que tal vez hayas dicho o hecho, sin intención, algo que motivó esa situación. Si has hecho algo malo, admítelo y repara la relación. Si las circunstancias involucran a otros miembros del grupo, ayúdalos a considerar la posibilidad de que ellos quizá hayan sido los iniciadores.
Opción 6: Pídele a la persona disconforme que deje el grupo. Dejé esta opción para el final porque es una solución permanente y divisiva para la persona y para el grupo. Si te has esforzado por trabajar con la persona contrariada y ella realmente no es razonable, se niega a arrepentirse o, de alguna forma, disfruta al mantener una situación de tensión dentro del grupo, quizá sea el momento de pedirle con amabilidad que lo abandone. No produce gozo pedirle a una persona que deje la comunión, la comodidad y la seguridad de un grupo, pero, por el bien de los demás miembros, debemos considerarla como una opción legítima.
Si un miembro de tu grupo está contrariado, te animo a buscar el consejo sabio de tu pastor. Él quizá conozca circunstancias atenuantes en la vida de esa persona que ayudarían a explicar su comportamiento extraño contigo o con el grupo. Tu pastor, seguramente, tiene experiencia en lidiar con personas que estén disconformes, y esa experiencia puede ser muy valiosa para ti.
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Ken Braddy coordina los estudios continuos de LifeWay, es líder del ministerio de grupos en su iglesia y escribe diariamente sobre Escuela Dominical y grupos pequeños en su blog: kenbraddy.com
Artículo tomado de Estudios bíblicos para la vida | Adultos | 2020 | Volumen 3
